miércoles, 11 de noviembre de 2009

¿Quién soy?

*Las hojas se suceden contando la historia de el licántropo*

“Ahora es el turno de que cuente mi historia, de cómo llegue a ser quien soy y de cual es el verdadero origen de mi ser.

Muchas lunas han pasado desde que yo era un niño, pero recuerdo vagamente mi infancia, era un niño normal de una aldea de leñadores que vivía en la linde de un bosque, poco mas recuerdo de la que fue mi infancia, supongo que fui un niño normal hasta que ocurrió el cambio.

El primer cambio es una de las experiencias más dolorosas que existen, sucede al llegar la pubertad, cuando nuestro cuerpo comienza a madurar realmente y siempre sucede en luna llena. No recuerdo nada de mi primer cambio, solo se que al despertar estaba desnudo en un claro del bosque y muerto de frío.

Mire alrededor, de entre los árboles salieron un hombre y una mujer, solo se que algo en mi me impulsaba a seguirlos y eso fue lo que hice. Los seguí hasta una cueva escondida en medio del bosque, entre tras ellos y los aullidos me recibieron como un coro de trompetas de plata al paso de un rey, la manada tenia un nuevo miembro.

No sabia por que pero no sentía miedo, por primera vez en mi vida me sentía en casa, protegido y feliz, caí rendido por el agotamiento y dormí durante un día y una noche en un sueño reparador y sin ser perturbado.

Al despertar tenia ante mi a las dos personas que me trajeron hasta la cueva, me levantaron y me llevaron a dar una vuelta con ellos para que reconociera los alrededores, con paciencia y como quien habla a un niño no demasiado listo me comenzaron a contar que era lo que me sucedía y que era lo que verdaderamente era, yo escuchaba atento sin decir nada mientras analizaba los alrededores con nuevos ojos.

Una nueva vida comenzaba para mi, las dos personas que me estaban enseñando eran parte de los guerreros del clan, me cuidaban como a un hijo pero las lecciones eran duras y ellos no eran clementes, así aprendemos los licántropos la piedad es para los débiles y nosotros no lo somos.

Aprendí con ellos a combatir, me enseñaron el manejo de la espada doble, un arma complicada donde las halla pero realmente útil, puesto que nuestros combates casi siempre eran en desventaja numérica, me hicieron luchar siempre contra dos contrincantes unas veces otros licántropos otras veces ellos y mientras combatía me enseñaban nuestras tradiciones.

Lo más duro fue aprender a controlar los cambios y hacerlos a voluntad esas eran las lecciones más importantes y también las más difíciles pero no tarde demasiado en aprender a cambiar a voluntad.

Cambiábamos de lugar constantemente no podíamos residir en un mismo sitio durante demasiado tiempo ya que nunca sabíamos cuando el enemigo podía encontrarnos y sabíamos cual era el resultado si lo hacia.

Me enseñaron cual era nuestro mayor enemigo y por que, pero a eso le dedicare un capitulo a parte, combatirlo era nuestro deber y aprendí la lección de cómo matarlos a fuego y sangre ya que conocer a nuestro mayor enemigo es nuestro deber y el saber como acabar con él es completamente necesario.

Fue durante mi entrenamiento cuando se detecto la presencia de unos vampiros en la zona, mis padres siendo parte de los guerreros como eran, tuvieron que partir a la batalla y yo me quede junto a los guardias de la guarida los niños y los heridos, tras varias horas los guerreros volvieron, pero no venían todos.

Los guerreros contaron que el grupo de vampiros en realidad era mayor y que les tendieron una trampa muchos guerreros cayeron y solo unos pocos lograron escapar indemnes, entre los caídos estaban mis padres. Pero en la vida de un licántropo no hay tiempo para lamentarse, la perdida era trágica pero había que reponerse y seguir adelante, esa misma noche me ascendieron a guerrero pese a no haber acabado del todo el entrenamiento, todos éramos necesarios.

La vida como guerrero de la manada no es fácil pero es el mayor honor al que yo podía aspirar así que con orgullo luche junto a mis hermanos y comencé a dar caza al enemigo, mi ira hacia ellos era inconmensurable y por poco muero a causa de ello, la cicatriz que surca mi pecho de lado a lado lo atestigua, ya que en medio de la batalla cargue sin pensarlo contra uno de sus antiguos y él por poco acaba con mi vida.

Ese día aprendí dos importantes lecciones, la primera, que los vampiros pueden llegar a ser formidables guerreros y la segunda que la ira a de ser siempre controlada y aunque ya lo halla dicho anteriormente es algo que hemos de tener muy presente.

Nuestra naturaleza de cazadores es algo muy importante en nuestro día a día y es algo que esta presente en nuestra forma de actuar y nuestras costumbres, pero como en todo, hay gente licántropos más ligados a la caza que otros, los más ligados a ella, como yo, tratamos de dar caza a los vampiros mas a menudo y a veces actuamos solos, pese a que la fuerza de la manada es lo más importante allí donde muchos pueden fracasar uno puede lograr la victoria.

Siendo guerrero de la manada también se puede ser un cazador de vampiros y yo me convertí en uno de ellos, muchas veces pasamos largas temporadas fuera de la manada y a veces esta vida es solitaria, pero siempre volvemos con nuestros hermanos además de que muchas veces nos juntamos entre nosotros para ayudarnos en nuestra labor, si la vida de guerrero es dura y hay que ser discreto, la de cazador lo es todavía más ya que nos relacionamos mas con los humanos y nunca debemos de ser descubiertos, nuestra labor es buscar al enemigo y acabar con él y en caso de no poder avisar a la manada de las zonas peligrosas o reunirla para atacar.

Se me asigno el poblado de Assen ya que muchas leyendas de vampiros vienen de allí y se dice que antaño había cerca de él uno de sus bastiones de mayor poder, además la manada suele pasar por esa zona largas temporadas. No llevo demasiado en la aldea y por ahora solo e vigilado los alrededores, no se que me deparara mi destino aquí, pero espero poder cazar al mayor número de ellos y ser un orgullo para mi manada y para mis antecesores.”


Diario de Hawkrill cap.2
¿Quién soy?

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